Filosofía

Hola, soy Adrian. ¡Bienvenidos a la parte más íntima de mi sitio web! Siendo un hombre de convicciones profundas, me gustaría compartir algunas reflexiones personales contigo.

Creo que todos tenemos un propósito específico en la vida, nuestro propio «destino» personal para cumplir, ordenado por Dios. Por supuesto que tenemos el libre albedrío, y nuestras acciones determinarán absolutamente nuestro futuro, pero también creo que todos tenemos un «llamado», un propósito específico que hemos de cumplir, si queremos alcanzar nuestro mayor potencial como seres humanos. Como que cada persona es una creación única, así también cada persona tiene un llamado único en la vida. Cuando nos alineamos con este llamado personal, es entonces que podemos ser verdaderamente felices y realizados, en el sentido más elevado posible. 

Todos hemos encontrado alguna vez a personas que han encontrado, al menos parcialmente, a su llamado. Son extremadamente felices y «en casa», en sus puestos de trabajo (¡por desgracia eso no sucede muy a menudo!). Decimos que alguien está en su «salsa» cuando está haciendo lo que le encanta hacer, lo que fue creado a hacer. ¡Y lo hacen bien! Decimos que tienen un talento natural o don.

¡Éste es el sentimiento que tengo cuando estoy en el escenario con un saxofón colgado alrededor de mi cuello! Ahí es donde me siento más «en casa», más «yo mismo,» más cómodo. De todas las numerosas facetas de mi vida, de los diferentes papeles que realizo, si quieres encontrar el «verdadero» Adrian, ¡sólo tienes que buscar el que tiene un saxofón en las manos!

Creo que la música es lo que Dios me ha llamado a hacer. Sino, ¿cómo puedo explicar la pasión ardiente que se enciende dentro de mí, cada vez que escucho la buena música? (¡Acompañado por el deseo de saltar al escenario y empezar a tocar con el que está tocando!).

La Búsqueda de La Verdad

No creo, sin embargo, que Dios me llamara a hacer música como un fin en sí, sino como un medio, una herramienta poderosa (¡o arma espiritual!) para llevar un mensaje específico. Verás que no soy solamente un músico, sino un “Buscador de la Verdad.” Desde que era un niño he tenido una enorme sed de conocimiento: el conocimiento acerca de las grandes cuestiones de la vida.

Una cosa que he aprendido, es que si realmente deseas encontrar respuestas, ¡lo harás! Como ejemplo, hace unos años, yo necesitaba saber «¿Cuál es la cura para el cáncer?» y ¿sabes qué? ¡Lo encontré! Imagínate el consiguiente peso de responsabilidad de tener que compartir esta información con el mundo! (Un doctor lo intentó y acabó en el cárcel – es una larga historia). Al final, escribí un libro sobre el tema (en inglés): The Definitive Cure for Cancer. ¿Qué otra cosa podía hacer con esa información tan importante?

Esta búsqueda de la verdad acerca de la vida, el universo, y todo, me ha impulsado a lo largo de mi vida. Y sólo hay un lugar que tal búsqueda, en última instancia, te puede llevar… es a Dios. Veras que toda la raza humana está asentada aquí en el planeta Tierra, flotando en medio de nuestro inmenso universo, sin la menor idea acerca de quiénes somos, de dónde venimos, por qué estamos aquí, o hacia dónde vamos. Hemos perdido nuestra identidad.

Hay tantas personas en nuestro mundo caído que desarrollan toda su existencia sin tener la mas mínima idea acerca de quiénes realmente son, acerca de su destino real. A menudo se nos entristece la tragedia de alguien que muere por accidente, pero ¿qué pasa con la persona que vive por accidente, sin propósito en su vida? Eso, amigos míos, es la tragedia más grande.

Creo que la mejor manera de glorificar a Dios es desarrollar tus talentos y ser todo lo que fuiste diseñado a ser.

El Gran Artista

Dios es el Gran Artista. Basta con mirar a tu alrededor en Su creación, y veras múltiples colores, formas y texturas. Mira al cielo al atardecer y verás el cuadro de un artista, un cuadro vivo y en movimiento. A nuestro alrededor hay mucha variedad, y gran belleza para contemplar … y sonidos. Vibraciones. Música.

Sin embargo, somos los mismos seres humanos que somos el pináculo de la creación de Dios, su obra maestra más grande. Nosotros fuimos creados a imagen y semejanza de Dios. Dios pone en cada uno de nosotros algo de sí mismo, de modo que cada vez que hacemos algo bueno, o algo creativo, o artístico, estamos expresando la divinidad dentro de nosotros. Si nos diéramos cuenta de quiénes somos, y lo que tenemos, nuestras vidas mejorarían drásticamente. Me acuerdo de aquella famosa canción y poema, El Toque de la Mano del Maestro, por Myra Brooks Welch, acerca de un viejo violín en una subasta, que nadie quería, hasta que un violinista se acercó y se puso a tocarlo virtuosamente delante de todos.

Nosotros somos los instrumentos musicales de Dios, y sólo podemos ser todo lo que fuimos diseñados a ser, cuando permitimos al Gran Músico tocarnos, actuar a través de nosotros. Después de todo, el valor artístico de un instrumento depende del músico quien lo toca. No es el instrumento que crea la música, pero sí el músico detrás del instrumento. Si nos permitimos ser utilizados por Dios, entonces seremos capaces de cumplir nuestro destino como seres humanos en el sentido más pleno de la palabra.

Así como mi saxofón es un instrumento en mis manos, como cristiano, yo mismo soy un instrumento en las manos de Dios. Si permito que Dios actúe a través de mí, entonces mi vida se transformará poco a poco en una gran Sinfonía Celestial para que otros oigan y sean inspirados por ella.

Es por eso que he creado a Syncspiration, una organización dedicada a la búsqueda de la verdad: ¡La verdad sobre la vida, el universo y todo! (Más detalles en www.Syncspiration.es)

Así que esa es mi filosofía, ¡eso es lo que hay dentro del saxofonista! 😉 Disfrute del resto de mi sitio web.